Por: MSc. Zadi Santos Rodríguez
MSc. Yurima Calero Pérez
MSc. Idalmis O Pérez Cabeza
MSc. Yurima Calero Pérez
MSc. Idalmis O Pérez Cabeza
El pasado 1ro de junio se celebró el taller científico «Estudios sobre
la infancia y la adolescencia». Este evento propició el intercambio
experiencias en el trabajo con niños y adolescentes y reflexionó sobre
la protección a la infancia en nuestro país. El presente artículo
sirvió de plataforma para generar los debates del taller científico.
La Convención sobre los Derechos del niño fue promulgada el 20 de noviembre de 1989 y puesta en vigor el 2 de septiembre de 1990. La UNICEF, tiene como mandato de la Asamblea General de las Naciones Unidas abogar por la protección, respeto, y garantía de los Derechos de los niños y niñas, así como propiciar la colaboración con los diferentes Estados y gobiernos para lograr que estos derechos se conviertan en principios y normas internacionales de conducta.
Este documento es el instrumento jurídico de derechos humanos más amplio y rápidamente aceptado por la comunidad internacional, constituye el primer texto internacional que recoge todos los derechos, tanto los civiles y políticos como los económicos, sociales y culturales, reafirmando su universalidad, interdependencia e indivisibilidad. Además, el mismo resulta de obligada consulta para cualquier estudio cuyo objeto de análisis se centre en la niñez y en la adolescencia.
Cuba firma la Convención el 26 de enero de 1990 y fue ratificada el 20 septiembre de 1991. Junto a las diferentes actividades desarrolladas por diversas esferas del país, se lleva a cabo un proyecto de divulgación de los Derechos, donde se integran numerosos organismos gubernamentales, institucionales y organizaciones sociales, a favor del fortalecimiento de una cultura jurídica en la población y a la consolidación de la promoción y protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes. En su cumplimiento es importante la integración y participación de estos, las familias, comunidades, instituciones sociales, locales y nacionales.
Ante la permanente amenaza que provoca la globalización a nivel mundial, generadora de fenómenos como la pobreza, la exclusión social; los problemas de salud, asociados a la muerte por enfermedades que pueden prevenirse; la violencia; la falta de una educación de calidad así como problemáticas medioambientales, entre otros, urge crear espacios de reflexión crítica que permitan concientizar los problemas y generar alternativas de solución orientadas a procesos correctores de la vida cotidiana, de manera que posibiliten el cambio de actitudes y comportamientos, con frecuencia profundamente arraigados en las tradiciones y en la cultura, pero nocivos al desarrollo humano.
A nivel internacional, las principales problemáticas que hoy están afectando a niños, niñas y adolescentes están relacionadas con la discriminación, que incluye a menores y adolescentes con alguna discapacidad y necesidades especiales; la violencia, asociada en muchos casos a formas de explotación laboral y a espacios como el ámbito familiar; la prostitución; el escaso acceso a la educación y a la salud, por solo mencionar algunas. El impacto de estas influye negativamente en el desarrollo psicosocial de niñas, niños y adolescentes, sobre todo si se tiene en cuenta la actitud de exclusión de la sociedad en los momentos actuales, donde muchas veces consciente o inconscientemente son excluidos del proceso educativo, de la asistencia sanitaria y fundamentalmente, de los espacios de participación, donde ellos pueden asumir roles protagónicos, expresar sus opiniones, realizar propuestas y defender sus propios derechos. Frente a esta realidad constituye una necesidad impostergable la participación de todas las personas, instituciones civiles, sociales para cimentar y erigir modos de relación basados en el respeto, la armonía y la equidad.
Nuestro país posee una vasta experiencia en el desarrollo de diversos proyectos para la protección de los niños, niñas y adolescentes, con la participación de organismos gubernamentales, institucionales y organizaciones sociales, lo que sigue constituyendo hoy una de las prioridades de la Revolución. A pesar de ello, aún falta un largo camino por recorrer para erradicar situaciones que se nos presentan en relación al tema; para lo cual la participación de la familia y la escuela deviene fortaleza, como instituciones que juegan un papel primordial.
La participación constituye una premisa esencial que garantiza la protección y divulgación de los derechos de la infancia y la adolescencia; a ellos se les deben propiciar las condiciones y oportunidades que les permitan lograr conscientemente una participación real en las diferentes esferas de la sociedad.
La familia es la institución donde deben propiciarse las condiciones para el desarrollo favorable y sano de la personalidad de niños, niñas y adolescentes, pretendiendo dotar a los padres de recursos para que conduzcan la educación intrafamiliar de sus hijos, así como prevenir manifestaciones conductuales en estos. En particular, la familia desempeña un papel esencial en la educación de la orientación profesional de la personalidad, especialmente en el desarrollo de intereses y características importantes en esta esfera. Al decir de González y Mitjáns, 1989: ¨Esta relación no es simple ni lineal; está mediatizada entre otros factores, por el grado de profundidad en las relaciones padre – hijo y su significado emocional¨. La familia debe estimular en los niños, niñas y adolescentes el desarrollo de intereses hacia las distintas esferas de la vida; en muchas ocasiones por el escaso tiempo que se le dedica a los hijos, e incluso por desconocimiento, los padres no explotan ni en un porcentaje pequeño sus posibilidades educativas en este sentido, no ejerciendo ninguna acción consciente a los fines del desarrollo de intereses.
De igual manera, la escuela juega un papel decisivo en la educación de la personalidad de infantes y adolescentes, en particular en la educación de su orientación profesional. De hecho la escuela constituye el primer peldaño en la formación profesional del individuo. ¨La escuela educa la orientación profesional de la personalidad al proporcionar conocimientos sobre la naturaleza, el pensamiento y la sociedad, al desarrollar capacidades y habilidades básicas, necesarias para enfrentar con éxito los estudios profesionales cuando, a través del sistema de actividades y comunicación que promueve, desarrolla en el niño intereses, valores e ideales que mediatizarán su elección profesional¨ (González, 1989).
En el caso de la cultura, es evidente la existencia de numerosos proyectos que acogen a niños, niñas y adolescentes. En Villa Clara, se localizan experiencias orientadas a su preparación en las diferentes expresiones de la música, tal es el caso del Proyecto Aldo Lario, Orfeón Infantil Agua de Coral y Jóvenes Soneros Son de verdad.
Entre los agentes que posibilitan desde diversas aristas el cumplimiento de los derechos recogidos en la Convención se encuentran instructores de arte y promotores culturales. La preparación sistemática de estos actores, constituye una prioridad del Centro Provincial de Superación para la Cultura, toda vez que estos inciden de manera directa en la formación de niños, niñas y adolescentes. Una experiencia es el desarrollo del programa docente para la capacitación de estos especialistas desde el estudio de los valores éticos y estéticos que aparecen en la obra martiana escrita para niños.
El Taller Científico Provincial Estudios sobre la Infancia y la Adolescencia ha logrado consolidarse como un espacio de intercambio entre profesionales interesados en debatir sobre estos asuntos. Las experiencias que se presentan en esta ocasión refieren artículos de la Convención relacionados con el desarrollo pleno y la plena participación en la vida familiar, cultural y social. En este sentido, los ejes temáticos principales se sitúan en el papel de las instituciones sociales, fundamentalmente la familia y la escuela en la protección y divulgación de los derechos de los niños y adolescentes, el acceso a la cultura, la recreación y la educación, los procesos de formación para el trabajo con niños, niñas y adolescentes.
A partir de lo antes expuesto consideramos necesario reflexionar en cuanto a:
¿Cuánto se ha avanzado y cuánto falta en la integración de los diversos factores para la promoción y protección de los derechos de los niños y adolescentes a partir de las experiencias expuestas?
¿Cómo se han caracterizado los procesos formativos orientados a la preparación de los agentes de socialización en la divulgación y protección de los derechos de la infancia y la adolescencia?
¿Qué retos impone el actual contexto cubano con relación a la prevención y protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, con vista a la formación de un ciudadano activo, participativo, crítico y transformador?

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